Por qué 40 semanas y contando. A manera de introducción:


Un embarazo humano debe durar aproximadamente cuarenta semanas, pero lo cierto es que uno no se desembaraza nunca, y necesita seguir alimentando la narración de su vida como madre a través de anécdotas de sus hijos, por ejemplo, o reinventándose a sí misma como si se tratara de un personaje de ficción.
Por eso este blog se llama "40 semanas y contando", porque aunque las semanas de gestación terminen, la maternidad solo se transforma. No se acaba. Ni porque se mueran los hijos. Por otro lado, el "contando", por si no es evidente, no se refiere solamente a seguir contando semanas después de haber parido (tampoco soy tan neuorótica como para continuar la cuenta) sino al contar de narrar, ese contar de las novelas, los cuentos, las historias...

Ahora bien, pude ser más específica y llamarlo: "Maternidades en las obras literarias de algunas escritoras latinoamericanas del siglo XXI", pero el nombre me pareció muy vago y aburrido. Además, es limitante. 

Con este blog sí me propongo revisar cómo son representadas las distintas formas de maternidad en algunas obras literarias como Llamada perdida (de Gabriela Wiener) o La Azotea (de Fernanda Trías), pero también quiero hablar de mi experiencia como madre, de mis agobios, de las muchas dificultades de ser la mujer 10: buena mamá, buena profesional, buena esposa, buena estudiante, buena ciudadana, buena amiga... y tengo que mencionar en este punto a Con fecha de vencimiento (de Susana y Elvira), donde este par de mujeres lúcidas hablan clarito sobre este agobio que (me siento acompañada) no es solo mío. Y la exclusión, claro, de la que Margarita García Robayo (escritora) habla en esta breve columna titulada "Bordes, una carta desde Buenos Aires". Pues, sépanlo, no solo nos excluyen por ser mujeres sino también por ser mamás, porque dejamos todo tirado si nos llaman a decirnos que el niño enfermó o se peleó con alguien. Porque somos menos productivas económicamente, porque no solo estamos concentradas en hacer plata sino en criar niñitos.

Pero no me voy a quejar todo el tiempo, calma. Hay que tomar las cosas con algo de humor, ¿no? También voy a contar cosas bonitas y voy a citar a par ilustradoras que han hecho reír a más de una con sus historias de maternidad y con esas cosas "de mujeres", como a Esther Gili (acá una muestra) o Agustina Guerrero.

http://www.39semanas.com/search/label/1.%20embarazo%20y%20lactancia

Por otro lado, mi justificación terapéutica: Definitivamente debo sanar algo relacionado con la maternidad. Entre la mama y la mamá mi vida se vuelve a cuadritos. Por eso decidí emprender esta tarea pensando en el efecto sanador que tuvo en su momento Memorias de una sanación (mi primer blog), pensando en que tengo mucho que decir sobre las maternidades y agradeciendo a mi inspiradora clase Autoras latinoamericanas: afirmar la escritura de lo no dicho o desafiarla que tomo en la Maestría de Estudios Literarios de la Unal.

Acá está el desafío, señoras. Desafío a La Academia que exige ensayos larguísimos y aburridísimos que solo serán leídos por un profesor y archivados en un computador (si acaso publicados en academia.edu). En donde importa más el acartonado lenguaje que disfraza al yo de un sujeto indeterminado, asexuado, que es solo cabeza y omite su cuerpo.

Pues yo escribo desde las tetas, porque son ellas las que me han convertido en lo que soy. Porque creo que todo lo que hago y lo que pienso es atravesado por ellas. Porque por ellas le vi la cara a la muerte, cerquitica, y por ellas también me marchité. Pero ellas dieron vida y alimentaron a mi crío. Se convirtieron en vida y no dejan de ser, para mí, símbolo de vida y de muerte. Aliadas y amenaza.

Por eso he propuesto que mi trabajo final sea este blog, inmerso en "el espacio público" de Internet, tan atestado que termina siendo privado. 

Pienso, además, que una clase debe ser un espacio que genere nuevas ideas y de herramientas para pensar la vida y los temas de forma creativa. Una clase debe redundar en la vida personal, debe hacer que uno crezca no solo intelectualmente, y debe motivar a que uno comparta el conocimiento. Pues acá está. Reclamo y declaro este espacio como propio, y lo comparto con quienes lleguen acá.

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